La condición de líder del FC Cartagena ha destapado la inspiración del autor de este artículo que podemos leer en la web oficial del CD Castellón, no tiene desperdicio:
"El FC Cartagena; un equipo instalado en una burbuja de triunfos".
Es uno de los misterios que acompañana a la disciplina del balompié. En esencia; una escuadra procedente del umbral de la categoría de Bronce conquista el ansiado ascenso a Segunda División A hacia finales de junio y prolonga el efecto placebo que le invade en su desembarco en un peldaño competitivo inmediatamente superior, coincidiendo con las primeras jornadas de septiembre. El grupo se acostumbra a ganar y cabalga entre la opulencia con la tranquilidad y el sosiego que reportan los resultados óptimos. Entonces todo parece tener sentido. La crítica recupera viejos mitos y le cuelga la etiqueta de equipo revelación en su espalda. La historia está repleta de situaciones que conjugan con los días de desenfreno y pasión que vive el Cartagena y, por ende, la ciudad cantonalista por excelencia con una notable particularidad. Sigue los acontecimientos desde el punto de fuga más elevado y cualificado de la categoría de Plata. Este hecho confiere singularidad al caso. Su regreso es sobresaliente, Y no existe mejor indicativo que el liderato que defiende en la cuarta jornada.
La fiebre de una primavera primorosa que certificó un regreso que se prolongaba en el tiempo no ha declinado. Al contrario; la perspectiva triunfal perdura y sus efectos permanecen y parecen duraderos ante el rigor que está exhibiendo el conjunto blanquinegro cuando se aposenta sobre el campo de juego en cada una de sus comparecencias ligueras. Los herederos del histórico efese cerraron el pasado fin de semana la tercera confrontación de la Liga regular mascando un meritorio empate ante el Real Unión en el Estadio Gal (1-1) que, en estrecha conjunción con los dos triunfos que le precedían ante el Girona y Rayo Vallecano, les convierte en uno de los bloques más fiables de la división. Se trata de una cuestión que lejos de subjetividades consigue refrendar la estadística. Sus números constatan esta tendencia. El Cartagena establece una referencia y marca el paso en los albores del campeonato.
Es evidente que no es tiempo para establecer dogmas inquebrantables, ni para teorizar acerca de su rendimiento definitivo en un marco sumamente competitivo capaz de devorar a los clubes cuando su identidad se difumina, pero las sensaciones que acumula, las percepciones que emite el colectivo y el botín alcanzado, tangible con la obtención ya en propiedad de los primeros siete puntos, son posicionamientos del todo incuestionables. Desde ese prisma, el Cartagena sigue instalado en una esponjosa burbuja victoriosa que le permitió resurgir de sus propias cenizas y reinstalarse en el ecosistema del fútbol profesional después de una secuencia prolongada sin que su nombre trascendiera y sus movimientos pudieran evaluarse. No obstante, el Cartagena lucha por recuperar el prestigio y el ascendente de antaño. En el nombre de la victoria ha iniciado una dura cruzada que pretende recuperar y reivindicar el presente.
Es posible que no haya mejor argumento para advertir de su llegada a la Segunda División A que conjugar con los triunfos. Las victorias como emblema y como principal carta de presentación de sus razonamientos sólidos. Y no habría que desdeñar si el planteamiento alude a variables tácticas la solidez defensiva que presenta. Rubén capitanea el listado de los arqueros menos goleados con una diana en su contra que propicia una media de 0’33 goles por partido establecido. En el Cartagena se ha producido una feliz ósmosis en el interior del rectángulo de juego entre el grupo de supervivientes de la Segunda División B y los futbolistas que arribaron a lo largo del verano. Víctor Fernández, Cygan y De Lucas, algo así como los viejos rockeros del curso, Javi Casas, Clavero o la juventud aplastante de Sielva se complementan con los vestigios del pasado más cercano.
Todo con el sello personal e intransferible de Juan Ignacio Martínez como conductor desde el banquillo tras su experiencia anterior en el Albacete. El C.D. Castellón cuenta con un reto de una magnitud cuantificable en el feudo Cartagonova el próximo sábado desde las 18:00 horas. Xisco Campos se ha referido a la condición del adversario a la conclusión del entrenamiento matutino realizado en la Ciudad Deportiva. “Han formado un buen bloque con gente veterana que conoce la categoría de Plata. Es un equipo que tiene mucha ilusión. Están consiguiendo muy buenos resultados en el arranque. Es muy pronto todavía, pero se han colocado líderes. Sabemos que será un partido complicado, pero estamos concienciados. Necesitamos tres puntos para recuperar la tranquilidad y comenzar a ganar”.
"El FC Cartagena; un equipo instalado en una burbuja de triunfos".
Es uno de los misterios que acompañana a la disciplina del balompié. En esencia; una escuadra procedente del umbral de la categoría de Bronce conquista el ansiado ascenso a Segunda División A hacia finales de junio y prolonga el efecto placebo que le invade en su desembarco en un peldaño competitivo inmediatamente superior, coincidiendo con las primeras jornadas de septiembre. El grupo se acostumbra a ganar y cabalga entre la opulencia con la tranquilidad y el sosiego que reportan los resultados óptimos. Entonces todo parece tener sentido. La crítica recupera viejos mitos y le cuelga la etiqueta de equipo revelación en su espalda. La historia está repleta de situaciones que conjugan con los días de desenfreno y pasión que vive el Cartagena y, por ende, la ciudad cantonalista por excelencia con una notable particularidad. Sigue los acontecimientos desde el punto de fuga más elevado y cualificado de la categoría de Plata. Este hecho confiere singularidad al caso. Su regreso es sobresaliente, Y no existe mejor indicativo que el liderato que defiende en la cuarta jornada.
La fiebre de una primavera primorosa que certificó un regreso que se prolongaba en el tiempo no ha declinado. Al contrario; la perspectiva triunfal perdura y sus efectos permanecen y parecen duraderos ante el rigor que está exhibiendo el conjunto blanquinegro cuando se aposenta sobre el campo de juego en cada una de sus comparecencias ligueras. Los herederos del histórico efese cerraron el pasado fin de semana la tercera confrontación de la Liga regular mascando un meritorio empate ante el Real Unión en el Estadio Gal (1-1) que, en estrecha conjunción con los dos triunfos que le precedían ante el Girona y Rayo Vallecano, les convierte en uno de los bloques más fiables de la división. Se trata de una cuestión que lejos de subjetividades consigue refrendar la estadística. Sus números constatan esta tendencia. El Cartagena establece una referencia y marca el paso en los albores del campeonato.
Es evidente que no es tiempo para establecer dogmas inquebrantables, ni para teorizar acerca de su rendimiento definitivo en un marco sumamente competitivo capaz de devorar a los clubes cuando su identidad se difumina, pero las sensaciones que acumula, las percepciones que emite el colectivo y el botín alcanzado, tangible con la obtención ya en propiedad de los primeros siete puntos, son posicionamientos del todo incuestionables. Desde ese prisma, el Cartagena sigue instalado en una esponjosa burbuja victoriosa que le permitió resurgir de sus propias cenizas y reinstalarse en el ecosistema del fútbol profesional después de una secuencia prolongada sin que su nombre trascendiera y sus movimientos pudieran evaluarse. No obstante, el Cartagena lucha por recuperar el prestigio y el ascendente de antaño. En el nombre de la victoria ha iniciado una dura cruzada que pretende recuperar y reivindicar el presente.
Es posible que no haya mejor argumento para advertir de su llegada a la Segunda División A que conjugar con los triunfos. Las victorias como emblema y como principal carta de presentación de sus razonamientos sólidos. Y no habría que desdeñar si el planteamiento alude a variables tácticas la solidez defensiva que presenta. Rubén capitanea el listado de los arqueros menos goleados con una diana en su contra que propicia una media de 0’33 goles por partido establecido. En el Cartagena se ha producido una feliz ósmosis en el interior del rectángulo de juego entre el grupo de supervivientes de la Segunda División B y los futbolistas que arribaron a lo largo del verano. Víctor Fernández, Cygan y De Lucas, algo así como los viejos rockeros del curso, Javi Casas, Clavero o la juventud aplastante de Sielva se complementan con los vestigios del pasado más cercano.
Todo con el sello personal e intransferible de Juan Ignacio Martínez como conductor desde el banquillo tras su experiencia anterior en el Albacete. El C.D. Castellón cuenta con un reto de una magnitud cuantificable en el feudo Cartagonova el próximo sábado desde las 18:00 horas. Xisco Campos se ha referido a la condición del adversario a la conclusión del entrenamiento matutino realizado en la Ciudad Deportiva. “Han formado un buen bloque con gente veterana que conoce la categoría de Plata. Es un equipo que tiene mucha ilusión. Están consiguiendo muy buenos resultados en el arranque. Es muy pronto todavía, pero se han colocado líderes. Sabemos que será un partido complicado, pero estamos concienciados. Necesitamos tres puntos para recuperar la tranquilidad y comenzar a ganar”.
me da que han puesto el "cagometro", bueno, ponen al cartagean por las nubes, aupa efese
ResponderEliminarmas salsa para el partido
ResponderEliminarsi el castellon pierde en cartagena, que tiemble amaral y la junta directiva
ResponderEliminarSupongo que este sera el respeto que queria JIM al principio de la liga
ResponderEliminarascendimos en mayo, q incultos los d caste
ResponderEliminarEste reconocimiento al FC Cartagena viene propiciado por el buen trabajo que está realizando el equipo y por la humildad con el que lo están llevando, en el momento que comencemos a creernoslo comenzará a complicarse la cosa, los jugadores nunca se han de quitar el mono de trabajo, y tanto los medios de comunicación como los aficionados deberíamos tratar con algo mas de respeto a los rivales y comprender que esto va a ser pero que muy difícil.
ResponderEliminarDejemosnos pues de "cagometros" y de "incultos" porque si queremos que nos respeten debemos empezar por hacerlo nosotros.
Estoy contigo Dubo
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